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En la vertiente francesa de Pirineos, con Aventure Boreale

Cazan el posible récord del mundo de rebeca pirenaica

El pasado 16 de diciembre, en la vertiente francesa de Pirineos, un cazador español, con la compañía Aventure Boreale, abatió una rebeca hembra cuyo extraordinario trofeo podría valerle la primera posición del ranking mundial de sarrio o isard pirenaico.

Aunque se trata de una medición provisional facilitada por Jordi Figarolas, responsable de Aventure Boreale, en la web de esta compañía especializada en recechos de alta montaña, los datos hablan por sí solos y nos indican que, sea récord del mundo o quede en segunda posición, estamos ante una hembra de rebeco pirenaico extraordinaria: “6,9 centímetros de grosor, 20,5 centímetros de altura, 26 centímetros de largo total, 13,5 centímetros de separación de cuerna y 19 años de edad, por lo que supera sobradamente los 103 puntos CIC. Para hacernos una idea, el récord actual de España es de 99,95 puntos, y el de Francia, 104,8. Habrá que esperar a su homologación oficial...”.

Como decimos, la fecha de la cacería fue el pasado 16 de diciembre en la vertiente francesa de Pirineos, ejerciendo de guías el propio Jordi y Aitor y con Agustín como cazador del fabuloso animal que él mismo había localizado. Pero vamos a dejar que sea Figarolas quien dé más detalles del rececho, impresiones que están contenidas en un blog de su web a propósito de esta cacería.

“Cuando Agustín, nuestro cliente, localizó por sí mismo esta hembra y la puse en el catalejo, me di cuenta enseguida de que estábamos ante un animal excepcional… Su cara blanca de vieja, su cuerna perfecta, sin roturas, altísima y abierta. No la habíamos visto nunca en la zona. Dormitaba en una roca, buscando el primer sol de la mañana de un día helado.

Éramos dos guías y el cazador, y teníamos delante de nosotros una entrada de más de 500 metros bosque a través, antes de alcanzar una roca desde la que -suponíamos- pondríamos la cabra a tiro. Aitor, uno de los guías de Aventure Bóreale, había realizado el mismo rececho el año pasado, así que conocía el terreno mejor que yo y seguro realizaría la entrada con mucha más seguridad. Me quedé atrás, con un walkie, desde el cual podría indicarles si la cabra se movía o simplemente desaparecía en el bosque. […]

Tras cinco minutos más oigo el disparo y veo en el catalejo a la hembra que se desploma, sin vida. Cojo mi mochila y recorro los 700 metros que me separan de Agustín y Aitor sin aliento… […]

Al llegar no doy crédito. Es uno de los trofeos más impresionantes que he visto y veré en mi vida. El cazador empieza a hacerse una idea de lo que ha logrado… Una vez precintada, la cambiamos de lugar para sacarle unas fotos que le hagan justicia, y donde aparezca el Canigou de fondo, en agradecimiento a este regalo que nos ha concedido”.

(Fotos: Aventure Boreale)