Por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo

El origen de esta situación parte de la decisión, impulsada por la Comisión Europea y compartida por las autoridades españolas, de reducir la superficie admisible para cobrar la PAC en España a costa de los pastos con una alta presencia de árboles y arbustos.
El planteamiento actual de ambas administraciones consiste en utilizar un Coeficiente de Admisibilidad de Pastos (CAP) calculado automáticamente para cada parcela de pasto en España. El problema que se genera es doble: por un lado, no se tiene en cuenta el uso real de dichos pastos y, por otro, se reduce su admisibilidad en función de la presencia de matorrales y arbolado.
Esta reducción es incoherente desde el punto de vista técnico y científico, ya que la presencia de árboles y arbustos no tiene por qué aminorar la capacidad forrajera de dichas parcelas ni indica necesariamente abandono o dejadez. Estos argumentos chocan frontalmente con la cultura y tradición pastoril de nuestro país, que ha utilizado desde siempre matorrales y arbolado para mejorar los sistemas de producción ganadera. Esta situación afecta al 86% de las casi 19 millones de hectáreas consideradas como pastos por el SIGPAC (de las cuales cinco millones correspondían en 2013 a pastos arbolados -PA- y más de once millones a pastos arbustivos -PR-, mayoritarios en todas las comunidades autónomas).
(Texto: UNAC / Fotos: www.porpicos.com y M. Carmen García)