Así debemos preparar los puestos para la caza en espera

Hoy en día se hacen aguardos a los corzos, a los venados, e incluso a especies tan diversas como arruís o muflones... En especial porque los arqueros están empezando a ser una pequeña multitud que necesita de los aguardos para tener éxito con las reses de caza mayor. Uno podría pensar que el mejor momento del año para proponer un artículo en el que hablar de cómo y dónde colocar un puesto de espera es en verano, puesto que es la época mejor para ello. Pero es que hoy en día la caza en espera ya no se restringe a los meses veraniegos y se practica todo el año.
Además, si buscamos colocar un puesto fijo de construcción, es mejor hacerlo con tiempo para que las reses lo integren en su medio. Y puestos a integrar, nada como usar como puesto de caza esas viejas parideras o chozos de campo abandonados, que si la seguridad lo permite, son el mejor puesto de caza que uno pueda imaginar. Pero como no siempre disponemos de esos edificios ya asumidos por la fauna, es mejor saber cómo y dónde situar un puesto con visos de permanencia en el tiempo. Si el coto es propio, mejor irse a algo que pueda quedar para varias temporadas, mientras que en zonas de cotos sociales o terrenos públicos deberíamos recurrir a instalaciones de tipo natural bien integradas en el medio.
En primer lugar, cuando vamos a situar un puesto fijo de caza debemos dedicar todo el tiempo que sea necesario a identificar la dirección del viento dominante en el lugar elegido. Poner un puesto en un punto en el que cargamos el aire hacia el cebadero, bebedero o zona de alimentación es garantía de fracaso. Esto lo podemos conocer con visitas a las zonas en las tardes o mañanas de la época más propicia para ello, pero reconozco que no todos podemos perder ese tiempo y más si el coto está a cierta distancia de nuestra casa.
La suerte que tenemos hoy en día es que disponemos de la web de información meteorológica que nos da sin mayor problema la información del viento todos los días del año. Las páginas web eltiempo.es y tiempo.com son dos de las posibilidades donde poder consultar durante una serie de días el viento dominante en nuestro coto.
Es importante señalar que el viento es muy traicionero y puede soplar de una parte en general y en la zona donde queremos colocar el puesto hacerlo de otra distinta por la orografía: por ello, debemos comprobar de cuando en cuando que lo que vemos o deducimos de la información remota por la web es la realidad. Cuantas veces el viento entra en un valle por la ruta natural de ese día y media ladera se ve forzado a girar 90º dando al traste con nuestra previsión.
La localización
El segundo punto, que bien podría ser el primero, es la localización. Aquí hay dos tipos de localización y por ello se puede decir que una de ellas debe ir delante el estudio eólico. Si solo tenemos una siembra en un coto o un punto de agua, no hay duda en cuanto al dónde poner el puesto. Pero una vez decidido ese emplazamiento a grosero, toca decidir en qué punto de la siembra o del agua o del lugar donde queremos cebar, vamos a colocar el puesto.
Y es ahí donde interviene la dirección principal del viento y otros dos factores que son igual de importantes: las rutas posibles de entrada de las reses y la distancia óptima de tiro. En cuanto al primero es muy importante, puesto que por muy bien que tengamos el viento, si colocamos un puesto en la zona de acceso de las reses es muy posible que que no veamos nada de caza o que la espantemos en nuestro acceso. Pongamos un ejemplo. Si tenemos una siembra junto al monte, en la que el viento sopla siempre desde la siembra al matorral, lo lógico es poner el puesto centradito en la linde del monte, pero eso se comería la ruta de entrada de cualquier res al cultivo. Tendríamos que buscar uno de los dos laterales para dejar libre el paso.
Tipo de arma
En segundo lugar, el arma que usemos nos va a dictar la situación del puesto en cuanto a la distancia. Si cazamos con rifle podremos poner el aguardo a mayor distancia que si lo hacemos con escopeta y deberemos colocarlo mucho más cerca si se trata de un puesto de arquero. Para el primero debemos situarlo a 100 metros de donde está el punto caliente. Con la escopeta lo mejor es no pasar de 40 o 50 metros y con el arco, lo que sea más allá de 30 ya es jugar a la ruleta (depende de cada cazador, pero lo suyo es distancias por debajo de ese límite).
Además de tener en cuenta todos los aspectos anteriores, debemos poder tener una ruta de entrada y salida del puesto lo suficientemente limpia y lo suficientemente oculta para evitar que las reses nos vean llegar. Es cierto que mirando si hay caza podemos ver si el punto caliente está vacío, pero no podemos saber si en las sombras del monte cercano está esa presa esperada, atenta a lo que pueda acontecer antes de entrar a comer o beber. Un acceso por una zona donde no se nos vea y bien limpio de ramas y piedras sueltas es la mejor opción. Hay que entrar en el puesto como si ya hubiera un animal en el lugar de tiro. Así no nos equivocamos nunca.
Una astucia, cuando lo que buscamos es abatir un guarro viejo, es poner nuestro aguardo no en la golosina, cebadero o aguada, sino hacerlo bien alejado de éste en la ruta de acceso que ellos usan. Eso nos va a exigir un trabajo previo de revisión y escrutinio del terreno y pensar un poco como un cochino, un corzo o un venado. Antes de entrar, los bichos ponen todas las precauciones que pueden, pero en la ruta de acercamiento muchas veces van mucho más relajados y eso es una ventaja.
Los problemas
Uno de los grandes inconvenientes de los puestos fijos es que no podemos ajustarlos al viento dominante en el día de la caza. Por eso, si tenemos tiempo y afición, hay que tener previstos dos puestos diferentes por punto caliente para poder elegir uno u otro según venga la tarde.
Otro problema de los puestos fijos, sobretodo cuando son a ras de suelo, es que los guarros viejos tienden a localizarlos y evitarlos, llegando a dar un gran rodeo para ponerlos de cara al viento antes de entrar al cebadero. Ahí es donde el cazador experimentado le da mil vueltas al novato, puesto que a la segunda vez podrá ponerse mucho más alejado para cubrir la zona por la que llegará a sotavento el guarro en su astucia, para verificar si nuestro puesto está 'tomado'.
Los materiales
En cuanto a los materiales hay que decir que vale todo. En el Centro de Europa las hacen de madera fijas, puesto que las jornadas de caza pueden ser en esos lares aterradoramente frías y lluviosas. En algunas partes son de metal, pero o creo que no es lo mejor en un país como el nuestro en el que las tardes de verano pueden rondar más de 30 grados y aquello podría ser un horno.
En África, son de adobe precisamente para hacerlas frescas. En general hay muchos buenos puestos de tela que ya venden fabricados y los que tan solo hay que colocar, a modo de pantalla, algunas ramas del entorno para terminar de integrarlos. Unas cañas o unas varillas de aluminio y en un par de minutos podemos tener también un puesto cubierto con esas telas que nos hagan las veces y que podemos encontrar fácil. Además, si nos roban la tela la pérdida es mínima, mientras que te 'levanten' un blind de 300 euros duele durante muchos días. El uso de materiales locales es una de las mejores opciones, en especial si lo mezclamos con ese tipo de telas de camuflaje que son ligeras y fáciles de transportar.
(Texto de Rafael Centenera).