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Así ha evolucionado la óptica para la caza en rececho

Nuestro colaborador IA Sánchez nos relata aquí cómo ha evolucionado la caza a rececho en el paso desde el siglo XX al XXI, centrándose aquí en la óptica –visores y prismáticos, así como los medidores de distancia- empleada en estas exigentes cacerías.
caza a rececho

Vamos a revisar dos elementos directamente relacionados con esta modalidad que han sufrido cambios en las pasadas décadas: el visor y los prismáticos, que resultan imprescindibles para la buena práctica de los recechos, ya sea en llanuras o en la alta montaña.

Visores: calidad constante

Si se nos preguntara sobre qué ha cambiado en los últimos cuarenta años en esto de los recechos, quizás a muchos de nosotros la óptica sería una de las primeras cosas que se nos vendría a la cabeza. Sin embargo, a poco que recapacitemos, comprobaríamos que en realidad  los visores son de los componentes que menos han evolucionado.

Evidentemente el tiempo no pasa en balde, y el uso continuado -y por supuesto el abuso- de un elemento tan delicado como un visor dejan huella. Pero los que cuidan estas joyas como se merecen podrán comprobar cómo, salvando quizás cuestiones de ligereza, un visor de primera gama de entonces poco o nada tiene que envidiar a un visor de hoy en día.

Los que conservan a buen recaudo los Zeiss, los Nickel, los Swarovski o los Schmidt & Bender de entonces pueden dar buena fe de ello. Salvo que la fuga del nitrógeno de su interior haya permitido la entrada de humedad a las lentes haciendo que éstas se empañen o que hayan amarilleado, difícilmente podrán probar la diferencia de calidad entre aquellos cristales y los de hoy en día.

No podemos negar evoluciones estéticas y aumento hasta el infinito de gamas y modelos, pero volviendo al tema práctico citado anteriormente con los rifles, lo que podemos cazar con un Zeiss fabricado en estos últimos tres años lo podríamos cazar en el 99 por ciento de las ocasiones con un Zeiss fabricado hace 40 años, en 1970.

¿Y qué hay de nuevo?

Poco, muy poco podríamos contar sobre la evolución de los visores en los últimos 40 años. La mayor ligereza, la evidente ampliación de la gama disponible y alguna incorporación electrónica de repercusión real más bien escasa.

Por ejemplo, las retículas iluminadas (que ojo, existen desde hace más tiempo del que creemos) no son especialmente ventajosas en esta modalidad de caza, sino en el aguardo. La variedad de retícula que encontramos en los visores también ha aumentado, pero sigue sin ser un cambio radical, y retículas “de tiro” de diferentes tipos ya existían entonces.

Los correctores de paralaje igual no son inventos del siglo XXI, ni mucho menos, con lo que quizás sólo nos queda como propio de este siglo la incorporación de telémetros láser a la propia estructura del visor, un cambio en cierto modo significativo.

Prismáticos: nuevos y viejos

Lo cierto es que podríamos remitirnos a todo lo dicho anteriormente sobre los visores, pues la evolución de unos y otros ha sido básicamente igual. Resumiendo lo ya escrito diremos que pocos han sido los cambios radicales sufridos por este elemento.

a poco que recapacitemos, comprobaríamos que en realidad  los visores son de los componentes que menos han evolucionado. Hemos avanzado en diseño, en ergonomía y en variedad, pero en calidad óptica y mecánica lo cierto es que no resulta fácil dar grandes saltos.

Los prismáticos de hoy en día son más “amigables”, más cómodos, más bonitos, más ligeros –y lo mismo podríamos decir de los telescopios de caza, los spotting scopes-, y en ocasiones los podemos encontrar con una calidad más que aceptable a un precio bastante razonable, pero pocas diferencias de base podremos encontrar.

Tan sólo la incorporación de la electrónica en forma de medidor de distancia a algunos modelos podría ser considerado como paso adelante en la evolución de los prismáticos.

Los medidores de distancia, un gran avance

Y así nos hemos introducido en un nuevo campo que sí ha supuesto un gran avance para esta práctica, que es el de los medidores de distancia. Desde que el mundo es mundo cualquier proyectil lanzado por el hombre, ya fuera éste piedra, lanza, flecha o bala, la ineludible fuerza de la gravedad ha hecho del conocer la distancia al objetivo un punto esencial para poder acertar el disparo.

La evolución de las diferentes formas de hacerlo ha sido tremenda, empezando por la toma de referencias de altura o anchura de diferentes animales (escalas), pasando por los sistemas de enfoque de doble imagen hasta la llegada del láser que, tras su evolución en el campo militar, pasó de inmediato al terreno deportivo.

Hoy son muchos los cazadores que se sienten desnudos sin este pequeño elemento en el bolsillo, especialmente los amantes de los tiros largos, los cazadores de alta montaña o los afortunados practicantes en tierras lejanas de la caza varmint.

(Texto: IA Sánchez. Fotos: Alberto Aníbal-Álvarez y Autor).