No hay becadas para tantos becaderos

Sí. Un cazador de a pie orgulloso de serlo y más todavía de servir a los míos, que no a los que venden tarjetas y tienen otros intereses, siendo el mamoneo el más común entre esa caterva de sabiondos y matabichos profesionales. Pues las viejas glorias quieren seguir chupando del bote recibiendo las treinta monedas en egos o en euros como pago en concepto de subvenciones y varios por estudios que de nada nos sirvieron y que de nada nos servirán los que se están haciendo. Eso es así. ¿O no? Muchos somos los que estamos esperando a que se empiecen a certificar esos ‘trabajos’ por alguna entidad de reconocida trayectoria como, por ejemplo, AENOR, sin olvidarnos de su auditoría técnica y económica. Los voluntarismos suelen ser caros e inocuos. Y los adjudicados a dedo o mediante contratos a la medida son, eso sí, un engañabobos.
Un servidor ha asistido a muchas charlas de ésas que el orador tira de Power Point plúmbeo, estólido y mal confeccionado para, después de un silencio casi eclesiástico, comenzar explicando logros tecnológicos de 1º de EGB. Pero antes se pone trascendente tal y como hacían los malos predicadores de antaño cuando se subían al púlpito. Luego, nos sueltan una soflama como si se tratara de la primera epístola a los Corintios escrita por San Pablo de Tarso. Algún día van a apagar la luz de la sala y les van a poner la cara morada a trompazos, pues no se merecen otra cosa. Pero si los muy sinvergonzones encima nos insultan por no encargarles a ellos la pertinente gestión. Bueno, a ellos o a sus amiguetes, pues las muchas sociedades salvadoras suelen tener socios de reconocido prestigio (en su casa) que hacen planes de gestión y estudios de lo que sea con tal de llevarse tajada a costa de los cazadores.
La entrada de becadas de este año
Hay explicaciones para todo, que si el otoño caliente, que si la mala crianza, que si es el último año más caliente de los registrados, etc., pero yo no me voy a meter en berenjenales. Insisto en que a día de hoy, no hay las suficientes becadas para tantos becaderos. Y digo más: cada vez hay menos. Tanto es así que este año, en varios campeonatos de becadas han tenido que sortear a los ganadores entre todos los participantes por no dejar desiertos los puestos. Escribir que hay contados lugares en los que sí que había becadas es crear dudas y falsas esperanzas aun cuando sea cierto, que lo es, pero eso ocurre con cualquier especie migratoria por malo que sea el año. Y éste, más que malo, es peor.
Pequeño goteo de entrada de becadas
Se dejaron ver muy pronto, al final de la primera quincena de octubre, para luego seguir pasando con cuentagotas sin llegar a asentarse en ningún sitio salvo excepciones. Otra de las entradas señaladas que prometía se produjo en el norte de Palencia el día 12 de diciembre, pero fue de mucho ruido y pocas nueces. Y vuelvo a remitirme a los campeonatos y otras pruebas donde no hubo becadas.
¿Qué futuro nos espera este año?
Miren ustedes, ni lo sé yo ni lo sabe nadie. Yo diría que por el calor y por el constante viento del sur, además de por la sequía y la fecha en la que nos encontramos, no van a entrar muchas más, a no ser que haya un cambio brusco del tiempo en Europa. Una meteorología que las empuje hacia sus lugares de invernada donde cada año hay más escopetas esperándolas como consecuencia del mayúsculo declive de las aves autóctonas y de las de paso tales como los zorzales. Que también pasaron con gran aparato numérico en golpes secos sin continuidad en el tiempo y nos hemos quedado en nada de fundamento por mucho que se anuncien las tiradas y las ventas de zorzales pelados para ponerlos en ensalada.
(Texto y fotos: Miguel Ángel Romero Ruiz)