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Cuando no todo es cuestión de pureza total de raza

Los perros de caza olvidados

La cultura del cazador de escopeta y perro de nuestros campos ha ido variando de visión a lo largo de las últimas décadas que, hoy por hoy, quien más y quien menos sería capaz de admitir que ha perdido mucho tiempo en cuestiones a veces intrascendentes.
Perros_Olvidados_G Los buenos perros de caza que hemos conocido o tenido en nuestra trayectoria no siempre han sido de una pureza total de raza.

No quedan lejos los tiempos en los que los ‘pura sangre’ comenzaron a desvelarnos. Sin remontarnos mucho más allá de la última parte de la década de los setenta, si en una tertulia alguien hacía referencia a que fulanito o menganito había comprado en tal perrera un ‘pura sangre’ con papeles, a todos se nos ponían los dientes largos. Bueno, a algunos más que a otros, y eso teniendo todos perros muy apañados.

Tener un pointer, un bretón o un braco puro nos ha quitado el sueño muchas noches, ¡muchas!, y ello porque los humanos tontorrones somos así, nos desvelamos por lo que tiene el de al lado, sin darnos cuenta de que tal vez nosotros tengamos algo mejor; y las cosas claras, a la necesidad de pureza en las razas no le quito yo ni un pellizco de importancia, como tampoco se la quito a la coherencia.

Hay momentos en los que uno es capaz de dejarse llevar por las dudas y comenzar a mirar un poco de reojo a su perro -por más constatada que tengamos su valía en el cazadero- porque no tiene pedigrí, porque aquella oreja parece que la tiene un poquito más baja que la otra o puede que porque un diente no le acople bien del todo. En definitiva, pequeñeces que para nada enturbian la calidad de ese perro, pero oiga, “es que esto no se admite” en la raza, y uno se deja llevar. Y comienza a comprar cachorros, y a querer tener su propio plan de cría, y su selección, y sus ventas..., y ya estamos inmersos en el mercantilismo cinegético sin aplicación válida para mejorar lo que teníamos y dejándonos por el camino más de un experimento, porque, después de todo, no es tan sencillo eso de cruzar este perro con esa perra porque “me darán” cachorros de esta forma que yo busco. No, no es así de sencillo, no queramos confundir guisantes con perros, y más de caza.

Nos asustaríamos si se diesen a conocer algunos perros con los que se han dado repuntes de sangre en algunas razas en más de un momento de su historia, ¿todos puros? ¿Todos cumpliendo su estándar? No hay que equivocarse más de lo justo y necesario, que el cazador debe estar un poquito de vuelta de éstas y más cosas. Lo he comentado más de una vez y no me resisto a volver a recordar que la práctica totalidad de los buenos perros de caza que hemos conocido o tenido en nuestra trayectoria no siempre han sido de una pureza total de raza; esto, después de un mínimo, tampoco tiene tanta importancia si ese ejemplar tiene oficio, y decir oficio en un perro de caza es resumir mucho en una sola palabra, seguro que me entienden.

Parece que en esta sociedad en la que todo debe ser extremo (o eres pobre o rico, o tienes el teléfono de última generación o es un ladrillo, o cazas con diez membranas técnicas en tu ropa de caza o eres un antiguo, etc.), nos hemos inclinado en exceso por afinar tanto en las formas que nos estamos dejando muchísimo fondo detrás de algún pequeño ‘defecto’ de nuestros perros, y que me corrijan los genetistas -que yo soy de letras, lo siento-, pero seguro que es más sencillo corregir un belfo poco acusado que una carencia de instinto cazador.

Ahí quiero llegar, pero antes debía entrar en escena para que me entendiesen bien, pues creo que todos debemos reflexionar un poco sobre este tema. Dejamos de lado a grandes perros de caza porque nos da reparo llevarlos a cazar cuando nuestros compañeros tienen canes de élite en las formas (“menuda estampa tiene el perro de...”), que son hijos, nietos o bisnietos de afamados perros de países de mucha categoría, pero que tal vez  no cuentan con patirrojas en las barbecheras, con conejos en las aulagas o con chochas en los cortes de la sierra. Y nosotros entonces pensamos aquello de “voy a buscar un cachorro con buenos orígenes, hasta le voy a poner un chaleco de alta visibilidad que veo les ponen en Europa; eso debe ser la repera”.

Si nuestros abuelos levantasen la cabeza, nos corretearían -y con razón- con una vara de avellano para ver si reaccionamos. Me remito a lo trabajado con pachones y perdigueros en los últimos tiempos, puesto que se debió recurrir a los ejemplares más completos para pulir defectos excluyentes y, a partir de ahí, trabajar por el cúmulo de sangre con óptimas condiciones para la caza, a la par que se mejoraban las nuevas generaciones en cuanto a pequeños vestigios de anteriores defectos. Y se sigue trabajando, pues aún queda.

Debe ser porque estamos a últimos de mayo, que me he acordado de tantos y tantos perros olvidados, los “sin papeles”, perros de espaldas mojadas por la rociada según amanece en la ladera de la sierra trasteando tras los conejos, o de patas duras y manos curtidas por el suelo reseco y tremendamente áspero del verano (¿por qué será que los perros tan puros son a veces tan blandos de patas?), perros que cazaban de sol a sol y tres días por semana como quien va a al cine, placenteramente, sin estridencias.

¿Qué nos estamos dejando por el camino? Sin caer en el error tantas veces repetido de cruzar para ver qué sale, olvidando los tiempos en que se cruzaban pachones o perdigueros con podencos para obtener garabitos de tronío, debemos ser conscientes de que aún tenemos perros de bandera sin que tengan un cien por cien de pureza, perros que seguramente atesoran algo que otros perros puros tal vez olvidaron en el camino de su trasiego genético de refinamiento. Debe ser también porque mis mejores perros no fueron de pedigrí o porque uno, a base de hablar callando, ha aprendido a saber ver en la mirada de sus perros lo que muchas veces nos dicen. O debe de ser la edad, o quizá que cada vez, por desgracia, vemos perros de caza que capturan la mitad de lo que debieran, justo como sus dueños.

(Texto: A. Rabil / Fotos: Alberto Aníbal-Álvarez y archivo)